La primavera es la estación más esperada del año. Por la calle la gente luce más alegre. El aroma de las nuevas flores inunda la ciudad, cantan los pajaritos...Todo se vuelve más "romántico".
Ni bien el calendario marca 21 de septiembre, muchas mujeres sacan las sandalias y las musculosas. Si, aunque la temperatura todavía no alcance ni los 20 grados.
Pero es primavera!..sinónimo de calorcito, sol, poca ropa, más piel..... AY!!! Más piel.
Y es ahí donde las que durante el invierno estuvimos más apachorradas nos desesperamos. Porque entramos a nuestro local de ropa preferido, nos probamos el vestido floreado que marca tendencia en esta temporada.
Y ahí es donde el espejo nos devuelve dos manchas blancas justo por arriba de nuestros pies ( en principio pensamos "se debe al reflejo de la terrible luz de tubo que hay en los probadores"). Hasta que finalmente nos damos cuenta de que esas no son dos manchas sino que es el cruel tono del invierno cómodamente instalado en nuestras piernas...Y de repente.Pum! Un pocito, dos pocitos...Una ecatombe de pocitos!!!... (y si, las mujeres cuando queremos ser exageradas..Lo somos).
Una sale cabizbaja y meditabunda a devolver el hermoso vestido floreado para que la vendedora lo cuelgue en la percha. Definitivamente, para nosotras, a la percha le sienta mejor.
Y ahí empiezan los auto-reproches, tendría que haber comido menos..Tendría que haber hecho ejercicio físico. Mientras se imagina que se acerca el verano con la temida Bikini. Se va armando la bola de nieve de pensamientos, y por supuesto terminamos el día con un agotamiento mental importante.
Lo bueno es que es primavera!. Todavía estamos a tiempo de cuidarnos un poquito más y llegar tal como queremos al verano. . Lo ideal sería hacerlo paulatinamente durante todo el año para exigirnos menos.
Pero eso no me va a pasar el próximo año!.....Mmm, esto mismo dije el año anterior y el anterior y el anterior del anterior....
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