29.3.10
Por suerte existen los vibradores
Sólo aquello que despierta nuestras más oscuras verdades nos pone en evidencia e indefensos ante cualquier intento de disimulo.
Quizá por eso las personas actúan con impulso y pareciera que perdieran el control cuando se enfrentan con algo erótico o sexual. Ya la palabra sexo es fuerte. Sexo. Sexo. No tiene la misma fonética que decir “bandera” o “mesa”. O será que es tan fuerte la connotación que le damos que nos parece más impactante que cualquier otra palabra.
Como sea, si alguien gritara Sexo en la calle, más de uno se daría vuelta. Sea por curiosidad, acto reflejo o porque muy (o no tanto) en el fondo está esperando ver eso. Ahí mismo, en la calle, a mitad del día…
El sexo es puro poder. Crea vida y también la destruye. Nos hace sentir energizados o nos lleva a vivir a oscuras y con miedo. Y a pesar de existir desde la existencia misma, en pleno siglo 21 seguimos sin saber lo básico. Nos dejamos vencer por nuestros apetitos y experimentamos la sexualidad sólo desde nuestros genitales. Y ponemos en off a nuestra opinión dejando que lo que nos han enseñado sea palabra santa.
Y nos olvidamos de abrazar a nuestro cuerpo. Olvidamos hacerlo nuestro, porque siempre queremos lo del otro. La cola perfecta de la modelo. Los pechos grandes de la vedette. En la cama, pedimos la luz apagada o nos preocupamos que el espejo no nos enfoque en una posición donde se vaya a marcar la piel. Y es tanta la represión que no nos damos cuenta cómo nos van sacando las ganas de disfrutar.
Por suerte existen los vibradores… que, la verdad sea dicha, son tan antiguos como el sexo mismo. Al menos la idea, porque la vibración surgió junto con la electricidad y las ganas de los médicos de hacerse más ricos. Como sea, agradecidas! Ese cosquilleo eléctrico no solo libera desde lo físico, sino también es un gran liberador mental y emocional. Y, hombres lean: es unisex. No es de uso exclusivo de las ladies, si bien son ellas las que comienzan a sonreir más dentro y fuera de la cama. El juguete anima y ayuda a la mujer a reconocer, aceptar y a apropiarse de su cuerpo. De su fuente inagotable de placer. Nadie puede escapar al poder hipnótico del vibrador porque es un tiro al centro del orgasmo.
Por eso, si se sienten tentados con este juego, ármense con pilas nuevas y a jugar!
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